Tres días pasaron. Tres días sin que los
rebeldes contactaran con ellos. Tres días sin ningún ataque. Tres días en los
que descansaron y recobraron energía. Tres días en los que se dedicaron a
decidir qué hacer sin ninguna conclusión clara. Tres días en paz.
Pero al cuarto día… pasó lo que tenía que
pasar. Un ejército aterrizó en la ciudad. Soldados y shadows. La guerra había
comenzado.
La ciudad estaba desierta por lo que los
soldados fueron aproximándose a la salida de la ciudad que daba al bosque.
Mientras, Lily, Noelia, Leo, Emily, Sue y Selene iban a toda prisa a la ciudad para
evitar que fueran al bosque y atacaran a los civiles.
Entraron a la ciudad y aquello era difícil de
creer. Demasiados soldados y shadows para sólo seis personas.
-Leo cuidado- le dijo Emily a Leo.
-Tranquila Emi, aún te debo ese helado- le
contestó Leo con una sonrisa leve en la cara.
-Esto será nuestra venganza por Demi- dijo
Lily en posición ya de ataque.
-Es una pena que Demi se vaya a perder esta
fiesta- dijo Sue.
-¿Y ahora qué hacemos con tantos enemigos?-
preguntó Selene al grupo.
-Luchar y ganar esta batalla- contestó Noelia.
Los seis se lanzaron al ataque.
Los enemigos eran débiles pero muchos y eso
era algo que cansaba bastante. ¿A cuánta gente habían traído? Por cada soldado
en el suelo, dos aparecían. Por cada shadow destruida, cuatro nuevas eran
invocadas. Y esto sólo era el inicio. Seguramente más de un alto mando habría
venido. Había que acabar con los peces gordos contra antes. Pero si se
centraban en su búsqueda, los soldados y shadows avanzarían por el bosque y los
civiles estarían en peligro.
Sin embargo, ese problema desapareció pronto.
Por la puerta de la ciudad aparecieron algunas de las personas del campamento
portando cuchillos, sartenes o cualquier cosa que se encontraran y sirviera de
arma. Ellos comenzaron a luchar contra los shadows y los soldados. Uno de ellos
se acercó a Noelia, el mismo hombre al que Noelia cuatro días atrás. Este le dijo:
-Tomároslo como un agradecimiento por
salvarnos hace cuatro días. No vamos a permitir perder nuestro mundo sin
luchar. Gracias por darnos fuerza. Ahora id a por los que los controlan.
Los seis chicos avanzaron. Tenían que ganar.
No había opción para la derrota. Los ciudadanos se habían unido a la lucha. La
victoria tenía que ser de ellos. Avanzaban de forma rápida. Solo luchaban
contra aquellos soldados o shadows que se interponían ante ellos de forma
directa.
Llegó un punto en el que se separaron para
encontrarlos antes. No dijeron nada, los grupos ya estaban hechos desde hacía
dos días. Por un lado estaban Lily, Sue y Selene. Por el otro Noelia, Emily y
Leo.
El grupo de Lily avanzó por la izquierda.
Continuaron hasta llegar justo enfrente de los baños públicos. Allí estaban.
Tres miembros de Pax Universalis. Dos de ellos ya sabían quiénes eran. Larxene,
la chica rayo, y Cintia.
-Vosotras dos… Os vais a enterar… Me voy a
vengar de Demi. Os vais a arrepentir de haber puesto un pie en este planeta- dijo
Lily llena de cólera.
-Venganza… hoy alguien se va a vengar pero no
serás tú. Corelia e Iris están en la enfermería por vuestra culpa. Quien daña a
mis aprendices busca pelea conmigo- dijo la chica rayo también enfurecida.
-Larxene, no dejes que las emociones te
controlen. Si te controlan, será tu fin, tenlo claro- dijo el tercer miembro de
Pax Universalis. Llevaba unas gafas de pasta negras, tenía el pelo gris y
flequillo largo.
-Calla Simón, esta panda de gentuza me dejo en
ridículo. Acabemos con estas rápido, que quiero acabar ya con Noelia- dijo
Cintia.
-¡VAMOS A ACABAR CON VOSOTROS! ¡POR LOS
CIUDADANOS, POR DEMI, POR NUESTROS MUNDOS DESTRUIDOS POR VOSOTROS Y POR LUGAR RENCUENTRO!-
gritó con todas sus fuerzas Lily.
-No hace falta ser muy listo para saber que lo
tenéis complicado- dijo el miembro desconocido de Pax Universalis.- Tenéis pocas posibilidades de ganar esta batalla. Nosotros
tres somos guerreros de élite. Una aprendiz de un oficial y dos de los Doce Guerreros: Larxene, la chica
rayo, y Simón, el estratega.
-Mientras exista la más mínima de las posibilidades
nosotras lucharemos- dijo Sue.
-Mientras que tengamos un motivo por el que
luchar nosotras seguiremos- dijo Selene.
-¿Pues a que esperáis?- dijo Cintia en
posición de combate.
Lily se lanzó sobre Cintia, la causante del
dolor de Demi. Comenzó así un combate entre dos guerreras. Una atacaba, la otra lo
esquivaba y devolvía el ataque que era bloqueado por la primera. Un combate
reñido e igualado.
Mientras, Larxene se lanzó contra las gemelas,
que apenas tuvieron tiempo para verlo venir recibiendo primero Selene y luego
Sue el ataque directo que les había lanzado. Larxene luchaba con unas garras que
tenía en las manos que medirían medio metro. Eran metálicas de color amarillento.
Sue intentó contraatacar pero su intentó fue frustrado. La velocidad de Larxene
hacía imposible darle.
Mientras todo esto acontecía, Simón se
encontraba retirado, observando el combate, y tomando notas en un cuaderno.
Cintia y Lily mantenían un combate muy intenso
e igualado. Las gemelas por lo contrario estaban en una situación muy complicada
con Larxene. No paraban de recibir golpes electrizantes sin que ellas tuvieran
la más mínima posibilidad de devolverlos.
-Selene, si queremos vencer debemos de hacer
eso, aunque ya sabes lo que significa…- le dijo Sue a su hermana.
-Estoy de acuerdo… por la victoria… por la
paz- le contestó Selene.
La cosa entonces dio un giro de 360 grados.
Selene se preparó y concentró para recibir el
siguiente golpe de Larxene que no tardaría en llegar. Al recibirlo, consiguió agarrarla del brazo e invocó una magia
muy peligrosa y poderosa, que si no la controlas bien puede provocar la muerte
del que la realiza.
-¡RITO DE LAS MIL FLECHAS DEL DESTINO!- gritó
Selene.
Todo paró ante ese grito y todos se quedaron mirando
lo sucedido. Mil flechas de fuego, electricidad y hielo se dirigieron hacia
Larxene quien se deshizo de Selene y empezó a huir, intentando esquivar las
flechas, pero era imposible. El ataque no se puede esquivar, solo bloquear o
recibirlo. En cuanto recibió el primero flechazo, no paró de recibir los demás.
Larxene cayó al suelo tras el ataque casi
muerta, pero seguía viva. Se puso de pie. Tras esto, y con menos agilidad que
antes se dispuso a acercarse a Selene para acabar con ella aprovechando lo
debilitada que le había dejado el ataque que había realizado, aunque se podía considerar como milagro el hecho de haber sobrevivido tras haber ejecutado semejante magia.
Se acercó a ella. Levantó su mano con las
garras brillando. Las fue a bajar para darle el golpe final… pero no pudo
darle. Alguien la había abrazado impidiendo ese movimiento. Era Sue, quien
antes de que Larxene pudiera deshacerse de ella dijo:
-¡EXPLOSIÓN!- gritó esta vez Sue.
Esta magia tenía mucho poder destructivo,
sobre todo en objetivos como Larxene, muy dañados ya. El problema de esta magia
era el no poder controlarla si carecías del poder necesario o lanzarla a un
objetivo cercano haciendo que el que la realiza también se dañara y Sue estaba abrazada a Larxene, abrazada al objetivo.
La explosión fue lo suficiente como para que
nadie viese lo que pasó. Humo por todas partes. Se fue disipando. Las dos
gemelas juntas en el suelo sin poder moverse pero vivas. Larxene a unos metros
de ellas, desintegrándose, muriéndose. Simón, con cara impresionada, fue quien
rompió el silencio:
-Las personas que despiertan su poder, cuando
llega su momento de morir, se desintegran y no dejan rastro. Las partículas en
las que se desintegra están hechas de poder y se unen a la propia naturaleza.
Este es su fin.
Larxene, oficial de Pax Universalis, miembro
de los Doce Guerreros, la chica rayo, ha muerto.
Cintia, llena de furia, no lo dudo, y fue a
matar a las gemelas de un solo golpe. Un golpe con todas sus fuerzas, un golpe por
Iris y Corelia, un golpe por su maestra Larxene. Un golpe letal.
Primer objetivo, atravesar de un espadazo a
Sue. Preparó su espada. Cerró los ojos y dio el golpe.
Cuando los abrió, vio a Lily, quien se había
puesto en mitad del ataque para evitar que Sue muriera. Las gemelas hicieron un
grito sordo. La espada atravesó completamente a Lily. Lily murió.
Cintia saco la espada del cuerpo de Lily,
quien cayó al suelo y se desintegró. Se preparó para dar otro ataque, esta vez
sí a Sue. Pero esta vez un ruido la distrajo, una nave apareció del cielo de la
cual salieron tres personas.
Uno de ellos fue a bloquear a Simón para que
no pudiese hacer nada. La única chica de los tres bloqueo a Cintia. El último
chico cogió a las gemelas y las subió a la nave mientras les decía:
-Tranquilas, somos los rebeldes, el Profesor y
el chico herido están en la nave.
Una vez entraron en la nave, las otras dos
personas volvieron a entrar y la nave se fue.
-Mierda, hay que avisar al General SilverFox
por si tiene que actuar- dijo Simón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario