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domingo, 7 de agosto de 2016

Capítulo 29: Alma Pura

Cuatro semanas antes del ataque de Pax Universalis a Lugar Rencuentro.

Luis, tras su conversación con Saix, se dirigía donde él creía que estaría Hesoda, líder de Pax Universalis. Solo lo había visto una vez, en la Tierra, antes de que fuese destruida. Esas palabras que le dijo… aun rondaban en su cabeza. Llave, puerta, poder… necesitaba respuestas.

-¿A dónde vas?- dijo una voz detrás suya. Era el general SilverFox.

-A ver a Hesoda, tengo preguntas que hacerle- le contestó Luis.

-Ahora mismo no está en la base, si tienes preguntas házmelas a mí, todo lo que Hesoda te puede decir es lo mismo que yo puedo decirte- le dijo SilverFox.


-¿Seguro? Pues dime que queréis de mí. Supuestamente me queríais para algo. Ya estoy harto de secretismo. Dime que me ocultáis.

-Sabía desde hace mucho tiempo de que esto pasaría. Vámonos a mi despacho, allí nadie nos interrumpirá y podremos hablar tranquilos.

Luis accedió y anduvieron hasta llegar a una puerta. Cuando esta se abrió, un despacho apareció, una sala donde predominaban los colores grises y con poca decoración. SilverFox se sentó detrás de su mesa e invito a Luis a sentarse en la silla del otro lado del escritorio. Una vez los dos sentados, SilverFox empezó diciendo:

-¿Has hablado con Saix? Se nota cuando alguien habla con él. Es como si quien habla con él le  invadiese un ser maligno. Nunca me he fiado de Saix ni me fío todavía de él. Y lo conozco desde hace mucho.

-¿Los dos sois fundadores de Pax Universalis?- preguntó Luis por saber algo más de la organización.

-Se podría decir que sí. Pero lo conozco de antes, de la Gran Guerra entre la luz y la oscuridad que hubo hace unos veinte años. Entonces no íbamos en el mismo bando. Yo luchaba en el bando de la luz y Saix en el de la oscuridad.

-¿Participasteis en la guerra de hace veinte años??- dijo Luis con sorpresa.

-Sí, parece que no pero yo ya tengo mis años, entonces tendría unos veinte años y estaba en un escuadrón especial, en el escuadrón donde luchaba el actual desaparecido Príncipe Lux. Éramos pocos pero muy amigos los de aquel escuadrón… fue durante esa guerra donde conocí a Hesoda y a otros.

Luis se quedó muy sorprendido con aquella información. SilverFox era una persona muy poderosa.

-Si estabas en ese escuadrón y participaste en esa guerra… ¿por qué tardaste tanto en ser general?- preguntó Luis con gran curiosidad.

-Yo siempre he tenido la posibilidad de ser general desde que comenzó Pax Universalis, simplemente he esperado a la ocasión perfecta, encontrar a alguien como tú.

-¿Cómo yo?- pregunto Luis extrañado.

-Si, como tú. Eres alguien muy especial. Encontrarte era un reto pero era necesario. Alguien que pueda hacer que la luz y la oscuridad dejen de luchar.

-¿Por qué yo soy capaz de hacer eso?

-Es simple. Todo el mundo sea de la dimisión que sea tiende a tener más oscuridad en su interior o más luz. Siempre se cumple eso. Excepto en ti. Tú eres perfectamente medio ser de luz y medio ser de oscuridad. Eres la mezcla perfecta. Luz y oscuridad en partes iguales. Lo que pasa es que aún no te has dado cuenta, pero cuando te des cuentas, una gran fuerza despertará en ti. Para que eso pase, tendrás que aceptar tanto la luz y la oscuridad que hay en tu interior. Se puede decir que eres un Alma Pura.

-Entonces, ¿me necesitáis porque soy luz y oscuridad a parte iguales?- dijo Luis confuso con esa nueva información.

-No. El hecho de que seas un Alma Pura sirve para que tengas opciones de hacer entrar en razón a las personas de ambas dimensiones. Yo te buscaba para parar la eterna guerra entre luz y oscuridad. Soy el único que te buscaba por eso. Los demás te buscaban por otro motivo. A los demás les da igual que seas un Alma Pura.

-¿Por qué me buscaban los demás?- dijo Luis ya impaciente.

-Por una leyenda.

-¿Una leyenda?

-Sí, una leyenda. En este universo hay muchas leyendas, las cuales suelen ser verdad. Una leyenda de esas que se remonta a la era de los dioses. Según esa leyenda, un Poder Infinito se encuentra encerrado y podrá ser liberado por una llave.

-¿Y yo tengo esa llave?

-No. Según todas las pruebas que hemos recogido, podemos decir casi seguros que tú eres esa llave.

-¿Y por qué yo soy la llave y no otra persona?

-No lo sé. Solo sé que la puerta elige su llave.

Luis no entendía casi nada. Muchas palabras daban vueltas en su cabeza. Poco a poco iba entendiendo la situación.

-¿Y por qué no me habéis llevado ya a la puerta que tengo que abrir?- preguntó Luis.

-Simple, aun no la hemos encontrado- dijo SilverFox mirando a Luis  dándose cuenta de lo confuso que estaba.- Sé que es difícil de entender. Si necesitas preguntarme algo más aprovecha.

-No, ya lo voy entendiendo…- dijo Luis quien se levantó para irse ya.

-Luis, una última cosa. No caigas en las palabras de Saix. Dentro de Pax Universalis hay dos tipos de personas, los que de verdad queremos la paz y los que quieren invadir todo el universo.

Luis se marchó tras escuchar aquello. SilverFox no era un mal tipo. Solo usaba un método erróneo para un objetivo utópico.

Luis pensó en que hacer, si traicionar o no a Pax Universalis los días siguientes, hasta que le mandaron a aquella misión, a la misión de Erradicación.

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