Cuatro semanas antes del ataque de Pax
Universalis a Lugar Rencuentro.
Luis, tras su conversación con Saix, se
dirigía donde él creía que estaría Hesoda, líder de Pax Universalis. Solo lo
había visto una vez, en la Tierra, antes de que fuese destruida. Esas palabras
que le dijo… aun rondaban en su cabeza. Llave, puerta, poder… necesitaba
respuestas.
-¿A dónde vas?- dijo una voz detrás suya. Era
el general SilverFox.
-A ver a Hesoda, tengo preguntas que hacerle-
le contestó Luis.
-Ahora mismo no está en la base, si tienes
preguntas házmelas a mí, todo lo que Hesoda te puede decir es lo mismo que yo
puedo decirte- le dijo SilverFox.
-¿Seguro? Pues dime que queréis de mí.
Supuestamente me queríais para algo. Ya estoy harto de secretismo. Dime que me
ocultáis.
-Sabía desde hace mucho tiempo de que esto
pasaría. Vámonos a mi despacho, allí nadie nos interrumpirá y podremos hablar
tranquilos.
Luis accedió y anduvieron hasta llegar a una
puerta. Cuando esta se abrió, un despacho apareció, una sala donde
predominaban los colores grises y con poca decoración. SilverFox se sentó
detrás de su mesa e invito a Luis a sentarse en la silla del otro lado del escritorio. Una vez los dos sentados,
SilverFox empezó diciendo:
-¿Has hablado con Saix? Se nota cuando alguien
habla con él. Es como si quien habla con él le invadiese un ser maligno. Nunca me he fiado de
Saix ni me fío todavía de él. Y lo conozco desde hace mucho.
-¿Los dos sois fundadores de Pax Universalis?-
preguntó Luis por saber algo más de la organización.
-Se podría decir que sí. Pero lo conozco de
antes, de la Gran Guerra entre la luz y la oscuridad que hubo hace unos veinte
años. Entonces no íbamos en el mismo bando. Yo luchaba en el bando de la luz y Saix en el de la oscuridad.
-¿Participasteis en la guerra de hace veinte
años??- dijo Luis con sorpresa.
-Sí, parece que no pero yo ya tengo mis años,
entonces tendría unos veinte años y estaba en un escuadrón especial, en el
escuadrón donde luchaba el actual desaparecido Príncipe Lux. Éramos pocos pero
muy amigos los de aquel escuadrón… fue durante esa guerra donde conocí a Hesoda
y a otros.
Luis se quedó muy sorprendido con aquella
información. SilverFox era una persona muy poderosa.
-Si estabas en ese escuadrón y participaste en
esa guerra… ¿por qué tardaste tanto en ser general?- preguntó Luis con gran
curiosidad.
-Yo siempre he tenido la posibilidad de ser
general desde que comenzó Pax Universalis, simplemente he esperado a la ocasión
perfecta, encontrar a alguien como tú.
-¿Cómo yo?- pregunto Luis extrañado.
-Si, como tú. Eres alguien muy especial.
Encontrarte era un reto pero era necesario. Alguien que pueda hacer que la luz
y la oscuridad dejen de luchar.
-¿Por qué yo soy capaz de hacer eso?
-Es simple. Todo el mundo sea de la dimisión
que sea tiende a tener más oscuridad en su interior o más luz. Siempre se
cumple eso. Excepto en ti. Tú eres perfectamente medio ser de luz y medio ser
de oscuridad. Eres la mezcla perfecta. Luz y oscuridad en partes iguales. Lo
que pasa es que aún no te has dado cuenta, pero cuando te des cuentas, una gran
fuerza despertará en ti. Para que eso pase, tendrás que aceptar tanto la luz y
la oscuridad que hay en tu interior. Se puede decir que eres un Alma Pura.
-Entonces, ¿me necesitáis porque soy luz y
oscuridad a parte iguales?- dijo Luis confuso con esa nueva información.
-No. El hecho de que seas un Alma Pura sirve
para que tengas opciones de hacer entrar en razón a las personas de ambas
dimensiones. Yo te buscaba para parar la eterna guerra entre luz y oscuridad. Soy el único que te buscaba por eso. Los demás te
buscaban por otro motivo. A los demás les da igual que seas un Alma Pura.
-¿Por qué me buscaban los demás?- dijo Luis ya
impaciente.
-Por una leyenda.
-¿Una leyenda?
-Sí, una leyenda. En este universo hay muchas
leyendas, las cuales suelen ser verdad. Una leyenda de esas que se remonta a la era
de los dioses. Según esa leyenda, un Poder Infinito se encuentra encerrado y
podrá ser liberado por una llave.
-¿Y yo tengo esa llave?
-No. Según todas las pruebas que hemos
recogido, podemos decir casi seguros que tú eres esa llave.
-¿Y por qué yo soy la llave y no otra persona?
-No lo sé. Solo sé que la puerta elige su
llave.
Luis no entendía casi nada. Muchas palabras daban vueltas en su cabeza. Poco a poco iba entendiendo la situación.
-¿Y por qué no me habéis llevado ya a la
puerta que tengo que abrir?- preguntó Luis.
-Simple, aun no la hemos encontrado- dijo
SilverFox mirando a Luis dándose cuenta
de lo confuso que estaba.- Sé que es difícil de entender. Si necesitas
preguntarme algo más aprovecha.
-No, ya lo voy entendiendo…- dijo Luis quien
se levantó para irse ya.
-Luis, una última cosa. No caigas en las
palabras de Saix. Dentro de Pax Universalis hay dos tipos de personas, los que
de verdad queremos la paz y los que quieren invadir todo el universo.
Luis se marchó tras escuchar aquello.
SilverFox no era un mal tipo. Solo usaba un método erróneo para un objetivo utópico.
Luis pensó en que hacer, si traicionar o no a
Pax Universalis los días siguientes, hasta que le mandaron a aquella misión, a
la misión de Erradicación.
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